Artículo de interés

Había una vez un pequeño, que deseaba que todo su mundo estuviera rodeado de amor y de personas queridas, mas sin embargo con los años comprende que el verdadero amor es el que se tiene por uno mismo y por los demás.

De viaje con el destino y la tranquilidad que da la sabiduria.

Bueno para hoy, no sabía cómo llamarle al blog, lo único que sabía es que quería plasmar un poco de lo que nos pasó ahora, para unas vacaciones que habíamos planeado pasar en San Francisco. Pues para no hacerla larga, todos los años para nuestro aniversario hacemos un viaje. Este año queríamos planear un viaje distinto. Así que nos pusimos a pensar y decidimos viajar sin reservaciones previas, en auto, a San Francisco y quedarnos donde nos agarrara la noche, también para no manejar demasiado.

El punto es que salimos con dirección a Sn. Frank, y en el camino nos detuvimos a comer en Wendover.  Wendover es un punto interesante porque parte del pueblo queda en Utah y la otra parte en Nevada, y obviamente, es el primer punto para los que vivimos en SLC, de poder ir y pasar una tarde apostando y deseando sacarse un premio. Esta vez, como nada más íbamos de paso, comimos un sándwich rápido, le puse gasolina al auto y salimos de nuevo a carretera.

En el trayecto inmediatamente después nos encontramos con una tormenta. Una tormenta de esas que no se les ve el fin y que parecía ser más que una lluvia pasajera. Parecía como si trajera un ciclón detrás o por lo menos, algún torbellino. Tanto así que la gente empezó a parar en el camino y nosotros buscamos la primera rampa para salir y buscar el camino de vuelta. Esto parecía ser lo más sensible.

Bueno pues decidimos, antes de estar completamente del otro lado, que aguantaríamos la inclemencia del momento y que seguiríamos hacia nuestro punto de referencia, que era Reno, la capital de Nevada. Finalmente después de unas millas más y de empezar a subir una inclinación, ya habíamos dejado atrás la tormenta. Fue ahí, después de pasar frente a una prisión, que el carro fallo totalmente, mecánicamente hablando.

Decidimos pararnos en uno de los retornos que usan los agentes de tránsito para esperar a sus víctimas y ahí mismo, el carro no pudo más y ya no prendía ni por más que le intente moverle. Es cierto, que como mecánico, soy un espasmo y es por eso que tenía al celular a mi mecánico, que como amigo y mexicano, me iba dictando que cosas podrían ser las culpables y que es lo que yo podría hacer para arreglarlo, aunque fuera de paso. Nada funciono, así cuando las cosas ya están decididas, así pasa, pensé para mis adentros.

Mi esposa, que para ese momento ya se había movilizado con su gran herramienta, el internet, ya tenía un plan de qué hacer y tenía el teléfono de unos mecánicos en Wendover. Yo les llame y sin más que más, les pregunte si tenían los servicios de algún mecánico, a lo que ellos dijeron que si y les pedí si podían venir a encontrarnos; ahora que bueno, cuando uno no tiene la más remota idea de que algo así pudiere suceder, pues uno no viene preparado. No sabía dónde estábamos y ni siquiera tenía mis herramientas normales conmigo, ya que las había bajado anteriormente del auto por un compromiso familiar.

Le pregunte al mecánico que si a cuantas millas estaba Wendover de SLC y después de saber la respuesta, pude calcular cuantas millas llevábamos de viaje y solo le reste la otra cantidad y ya sabíamos exactamente en qué milla nos podían encontrar. Así que nos pusimos a esperar. No había de otra. La gente que pasaba en el camino de vuelta a Wendover, volteaban a vernos para asegurarse de que no fuéramos una patrulla emboscada y que les fuera a dar una infracción. Nosotros descubrimos que nos podíamos reír, hasta del hecho de estar varados y sin nada más que hacer.

Primero llego una patrulla de caminos, que la grúa. Nosotros expectantes a lo que nos diría, pues estaba prohibido estacionarse o usar el retorno para los civiles, queríamos explicarnos al oficial. Yo baje y el también y le explique todo lo que había pasado. Nada más estaba de acuerdo con lo que había hecho y que su respuesta a nuestra emergencia seria ir a ver si venia la grúa para avisarle de donde estábamos. Claro que lo único que hizo fue a esconderse al siguiente retorno policiaco.

Finalmente llego la grúa. La grúa prometía por lo menos ayuda inmediata y el poder regresar antes de que nos diera noche, a un lugar donde podríamos comer algo y dormir en algún hotel, prometía algo esperanzador y algo emocionante. Así que finalmente fue lo que hicimos al llegar, después de platicar todo el camino con el dueño del negocio y de darles las ultimas explicaciones de lo que podía ser, pues se nos pidió que lo dejáramos a su cargo y que fuéramos a descansar. Agarramos nuestras maletas y salimos en camino del hotel más cercano, que daba la casualidad, estaba a menos de 100 pasos de ahí.

Bueno después de asegurarnos un cuarto en el hotel y de visitar el cuarto y de aventar las maletas en una de las camas, yo por lo menos, estaba feliz de tener un techo y una cama donde descansar. Me recordó a otro tiempo en mi vida donde las cosas eran más sencillas y donde realmente comer y poder dormir dentro de un cuarto formal me hacían sentir feliz y bendecido por poderlo hacer. Finamente quedamos dormidos, en un cuarto con paredes delgadas que parecían de papel.

Al siguiente día, me desperté temprano a meditar, a pensar en lo que había sucedido anteriormente pero realmente, lo que quería era poder hacer lo necesario para encontrar mi centro. Me puse a pensar en cosas que nos habían dicho los mecánicos, al revisar el auto, sobre todo lo que se refería a que nada mas era una avería mecánica y no algo mayor, que porque ellos habían visto muchos accidentes mortales en los alrededores al pueblo. Eso realmente lo puso en perspectiva para mi. Estaba feliz de estar vivo, en Wendover y de explorar las posibilidades que se asomaban para el día que comenzaba.

Después de que nos dimos cuenta que nos habíamos perdido el desayuno del lugar, decidimos que nos cambiaríamos de hotel y eso involucraba cargar de nuevo con nuestras cosas, hacernos un café y salir en dirección al mecánico. Ya una vez ahí, ellos me explicaron rápidamente lo que se requería para reparar el auto y las partes y labor manual que necesitaba. Pues estuvimos de acuerdo y pensamos, aquí pasaremos nuestras vacaciones después de que se nos explicó la cantidad de tiempo que eso requeriría.

Comimos algo en el restaurante modesto que ellos mismos, o bueno, las esposas de los mecánicos tenían a un costado del lugar de composturas mecánicas y así como lo habíamos hecho ya la noche anterior, nos dimos cuenta de que la comida mexicana es rica donde sea. El ambiente era amigable y teníamos todo el día para irnos a pasear entre los casinos del lugar. Primero dejamos nuestro equipaje dentro del automóvil que ya estaba siendo reparado y salimos en busca de la aventura y de lo que nos imaginábamos, tendría que ser nuestro golpe de suerte al sistema de los casinos.

Pues empezamos nuestro camino hacia el primer casino en nuestro camino, el cual se llamaba “Montego Bay” y ahora si dándonos cuenta que no queda tan “enseguida” como nos imaginábamos. Digamos que pasamos mucho tiempo, visitando los lugares o tugurios estos y que todos se veían igual. Lo único que me llamaba, a mí, la atención era el hecho de que estaban transmitiendo los partidos de la Champions Leagure europea, eso y el hecho de que viéramos a tanto viejito en todos los lugares que visitábamos.

Después de hacer un buen de camino y de esperar a que fuera la una de la tarde, finalmente nos dirigimos al “Rainbow”, un casino que quedaba a la mitad del pueblo, así que ya habíamos hecho el camino necesario para estar cerca del lugar, para que a la una pudiéramos ir a comer. Porque? Porque la verdad es que ya sabíamos que iríamos a comer al buffet y hay que hacer un poco de hambre para poder desquitar lo que se paga por comer ahí.

Llegamos y nos pusimos felices de que pudiéramos compartir un buen momento, juntos, ya que había todo de comer ahí y todo estaba rico. Comimos como desaforados y creo que yo sentí un poco de remordimiento porque le pedí a la señora que nos atendía que no fuera a tirar toda la comida que sobraba en nuestros platos. La verdad es feo sentir que hay gente que no puede comer y nosotros nos dábamos el lujo de no comernos todo lo que nos servíamos.

Espero que de alguna forma, me pueda volver un poco más recatado en ese sentido. Si es cierto, pagamos para poder comer todo lo que quisiéramos y el mismo servicio esta creado para que no nos podamos llevar la comida que no podamos meternos en la boca pero no es lo mismo que no tener caridad con la gente que no tiene nada que comer. Son dos cosas muy diferentes, asi que intentaremos cambiar en ese aspecto y buscaremos como mejorar en eso.

Después de caminar un buen trecho de camino para poder bajar el exceso de comida, regresamos al primer casino para poder ver lo que faltaba de la Champions League. De ahí, de nuevo regresamos más tarde a comer otra vez al restaurante que estaba en el apartado a lado del taller. También nos enteramos que tendríamos que esperar un dia mas para que estuviera el carro y tuvimos un presupuesto de cuanto seria.

Ya con la resignación a que íbamos a gastar el dinero y el tiempo de nuestras vacaciones ahí, fue más fácil entender que no habría que resistirnos más a lo que había estado sucediendo y no nos habíamos percatado antes. Este era el destino y lo más fácil era entenderlo y tratar de disfrutar de lo que estaba pasando. Estas eran las vacaciones y bueno decidimos quedarnos en un hotel más padre del de la noche anterior y ya para cuando quisimos ir por las maletas al auto, el mecánico ya había cerrado y se había ido a trabajar su turno nocturno de tirador de cartas.

Lo único que se me ocurrió fue pedirles a las mujeres que todavía estaban en el restaurante, que si nos hacían el favor de abrirnos camino por el interior para entrar al taller y bajar las maletas. Ellas lo hicieron sin más preguntas pues ya para ese momento y después de platicar varias veces con ellas, ya sabían que éramos los mismos dueños del auto del cual contenía las maletas.

Tomamos las maletas y nos dirigimos caminando al hotel que era un poco más fino y que quedaba un poco más lejos. Eso y el peso de las maletas nos hicieron conscientes de que ese sería el cuarto de hotel donde nos quedaríamos por el resto de nuestras vacaciones ahí. Al llegar nos percatamos de que si, si era un mejor cuarto y que podíamos darnos un pequeño lujo al meternos a darnos un baño de tina. Nos metimos y estábamos disfrutando de eso, pensando en que dos días más ajetreados habíamos tenido y que padre era finalmente descansar. Acabamos un poco más descansados pero con ganas de cama y de dormir finalmente, eso hizo mi esposa mientras yo miraba por televisión todos los deportes hasta que quede totalmente dormido.

Al día siguiente, también me levante temprano para meditar, todavía no estábamos seguros si nos íbamos a quedar en el cuarto pero fuimos a comer el desayuno que nos daban incluido en el precio del cuarto. Después de que desayunamos y decidimos quedarnos, pues extendimos un día mas, no sé si era por lo bien que habíamos dormido o para no tener que cargar con las maletas más de lo necesario. Así que nos arreglamos y salimos ahora si a caminar por todo el pueblo en busca de un solo banco Wells Fargo donde pudiéramos retirar efectivo sin que nos cobraran extra por hacerlo. El efectivo era para poder apostar y ver si el destino nos tenía un gran premio en espera.

Caminamos un buen rato, del comienzo del pueblo en Nevada hasta el final de la calle principal al otro lado. Primero comimos de nuevo en el mismo buffet, pues ya hacia hambre y al terminar toda la comida, nos sentíamos demasiado llenos y decidimos, ahora sí que a bajar la comida. Finalmente llegamos al fin del pueblo y pudimos retirar en un Smith’s (tienda de alimentos domésticos) y se nos había hecho eterno el caminar, pero ahora teníamos dinero y podíamos ir a apostar.

Fuimos a los primeros Casinos y el futuro se veía prometedor. Aposte y gane 16 dólares con un par de céntimos de dólar. Lo que parecía como solo el comienzo de una buena racha de suerte fue lo último, grande que llegaríamos a ganar y no a gastarlo de nuevo. Asi que eso fue el “golpe” de suerte. Por más tiempo que pasamos en los otros casinos, entre apostando y viendo los partidos de la Champions, se nos fue el tiempo y el dinero y no encontramos nuestra ganancia o la razón de porque nos habíamos “tenido” que quedar en el pueblo.

Al llegar otra vez con los mecánicos, ya tenían listo el automóvil y pudimos, después de pagar la cantidad indicada por las partes, la labor y la remolcada, contar nuevamente con nuestro auto. Finalmente pudimos viajar de nuevo, a Smith’s, en tiempo record, parecía, ya que se nos hizo bien corto el largo recorrido que habíamos hecho a pie. Después de comprar leche, bebidas y un par de cosas para comer, pudimos regresar a nuestro cuarto de hotel y disfrutar de nuestra última noche en el lugar. Estábamos listos pero todavía nos quedaríamos hasta el día siguiente para poder descansar en paz.

Cual fue el punto de toda la historia? Pues que a veces el viaje en carretera es lo que es el punto de nuestro viaje. A veces lo que sucede es solamente eso. Lo que te tocaba vivir. Pasamos muy buenos momentos a través de todo el tiempo que estuvimos ahí y lo disfrutamos porque habíamos decidido hacerlo y nada más. El viaje estará en mi mente por lo bien que pudimos adaptarnos a circunstancias en nuestra contra y que finalmente decidieron nuestro destino. Pero lo que más recordare es que mi esposa me apoyo en todo momento y eso fue lo más importante porque sin su apoyo no hubiera sido posible para mi aguantar todos los cambios a nuestros planes. Gracias amor.