Artículo de interés

Había una vez un pequeño, que deseaba que todo su mundo estuviera rodeado de amor y de personas queridas, mas sin embargo con los años comprende que el verdadero amor es el que se tiene por uno mismo y por los demás.

A veces el estar in-spirado, simplemente, no es tan fácil.

Existen situaciones en la vida, ya sea porque no está saliendo lo que quieres o porque el ruido en tu mente es demasiado fuerte y constante, es muy difícil concentrarse y sentirse inspirado. Días difíciles, con tiempo contado, con alguna fecha límite que se acerca y todo pende de un hilo, es difícil tomar el tiempo para parar y solo respirar. El comentario de hoy se basa en estos momentos de la vida en que todo lo que estamos viviendo parece ser más importante que el “vivir” el momento presente. Hoy fue uno de esos días para mí, salí rápidamente del trabajo a la hora de la comida porque tenía que pasar a una tienda a comprar unas tostadas, fue ahí cuando me he percatado de mi impaciencia.

A veces...

A veces…

Sucede que tenía que ir a comer a casa, desde mi trabajo y sin que se me olvidase antes pasar por unas tostadas para comer. Al llegar a la tienda me percate que aparte del tráfico desquiciante, yo venía algo acelerado y para colmo, no había tostadas en ese supermercado. Fue entonces que me di cuenta que del coraje hasta chispas iba sacando y fue en ese momento que me pare y respire. Respiré profundo, lo que llevó a pensar, hay que salir de aquí e inmediatamente ir a otra tienda, sin más fricción que eso. Me subí al auto y me dirigí a la salida del estacionamiento y me di cuenta que ahí mismo estaba mi propósito, lo que me había llevado a esa tienda.

Una persona que estaba en la salida, sentada en sillas de ruedas, con un pequeño letrero que pedía alguna ayuda para comprar comida, era esa la razón. Me paré sin pensarlo dos veces y bajé la ventana de mi auto con aire acondicionado y le di lo que pude a esta persona. Me dejo pensando, agradecido de poder ayudarle y al mismo tiempo comprendiendo que me estaba quejando de nada y que no valía la pena ponerme neurótico por algo insignificante, y que era mucho más importante la persona enfrente mía y lo que le sucedía a esa persona. Entonces comprendí. A veces nuestro enfoque es tan reducido, que no podemos ver más allá de nosotros. No es algo malo pero si algo reducido en lo que a visión se refiere.

Podemos y debemos ampliar nuestro enfoque. Nuestra vida solamente es un pequeño recuadro en la gran pintura universal. No importa como lo veamos nosotros, todo lo que nos pasa, de lo más ínfimo a lo sublime, es solo un pedacito de la historia total. Es necesario volcarnos y ayudar y “amar” a toda la gente que podamos. A eso venimos, no venimos a que se nos respete por nuestro dinero, nuestra fama o nuestros atributos físicos o intelectuales. Venimos a amar la vida y a todo lo que la rodea. Esa, sí es la capacidad que debemos expandir, la capacidad de amar y dar de nosotros mismos al resto del universo. Inténtalo mañana, a la hora de la comida, cuando te manden por algo para comer.